Este corto, pero hermoso y sabio cuento, nos permite ver lo anterior y de una manera simple, llevarnos a reflexionar ante algo tan natural, histórico y propio de nosotros, intransferible, no negociable, no adelantable, no postergable, pero que día a día, nos muestra con la muerte de los demás, que está tan cerca de nosotros, como nuestra ropa a la piel, y que a pesar de la tendencia de nuestra sociedad actual por ocultarla y negarla, siempre volverá para recordárnoslo hasta que dé cuenta de nosotros.